PASA A LEER PEQUEÑOS RELATOS, POEMAS Y DE... TODO UN POCO

jueves, 9 de mayo de 2013

¡Creo en el Amor!

Estaba sentada en un parque cualquiera, en una banca elegida al azar para llevar a cabo mi rito de desahogo y frustración. Comencé a llorar desconsoladamente compadeciéndome de mi misma; por tener mal ojo a la hora de entablar relaciones con hombres que no les importa mas que sus propias necesidades, sin contar mis sentimientos, caían mis lágrimas sin control alguno, esto lo podría haber hecho en mi departamento completamente sola, la idea era compartir ese momento de intimidad con el entorno, por lo menos me sentía acompañada aunque fuese por esos viejos árboles. De pronto, caí en la cuenta que no estaba sola en la banca, había alguien sentado a mi lado, era un hombre, inclinado hacia mi y me observaba en silencio, sin previo aviso, comenzó a hablar, su voz era melodiosa y calmada, de una serenidad que rara vez he escuchado... De sus labios salió la siguiente frase: "En lo personal, detesto ver a una mujer llorando, las cosas pasan por una razón, aunque no la entendamos de inmediato, con el tiempo logramos saber cual es", me intrigó sobremanera su forma de ver las cosas, comenzamos una conversación que se alargó por unas cuantas horas, no tengo idea en que momento dejé de llorar, me sentía tan cómoda con él, era como si lo conociera de toda la vida... En un momento de la charla, me invitó a su departamento, el cual quedaba a unas cuadras, prometiendo que solo era para prepararme una infusión, que él tomaba cuando se sentía como yo ahora, no se porque, ni como acepté, llegamos a su casa, un lugar acogedor, me tiré despreocupadamente en su sillón, algo me decía que no debía temer nada, mientras el preparaba mi té en su pequeña cocina, comencé a sentir un cansancio tremendo y me rendí a los brazos de Morfeo, lo único que recuerdo, es que en un momento dado, me tomó en sus brazos y me llevó a su cama, me incorpore asustada y somnolienta para irme de allí,  me atajó suavemente y me acunó en sus brazos, luego me arropó tiernamente, al cabo de no se cuanto... Lo sentí acostarse a mi lado, dormimos completamente vestidos y abrazados toda la noche, al día siguiente me desperté con su brazo en mi cintura y recordé todo... Horrorizada por lo que había hecho, por haberme ido con un desconocido y mas terrible aun, haber dormido con él. Me levanté silenciosamente y me fui, desde ese día tan especial, tan irreal, hemos compartido muchas noches, siendo un complemento y siendo totalmente felices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario